Efectos del cristal en mujeres

¿Creías que el cristal solo genera efectos físicos visibles? La realidad va mucho más allá. Esta droga altamente adictiva puede impactar de forma profunda la salud física, emocional y reproductiva de una mujer. Si tú o alguien cercana ha usado metanfetamina, lo que estás a punto de leer podría cambiar tu forma de ver esta sustancia.

Efectos secundarios del cristal o metanfetamina

El cristal, o metanfetamina, es una droga sintética que produce efectos eufóricos casi inmediatos, pero con un alto costo para la salud física y mental de quienes la consumen. Aunque a veces se le conoce como “tacha”, “anfeta” o “speed”, no importa el nombre: el impacto en el cuerpo es severo y acumulativo, especialmente en mujeres.

El uso de esta droga no solo modifica la percepción del entorno; también compromete seriamente la salud mental, reduce la capacidad de concentración, altera las emociones, y dificulta la integración educativa y laboral.

En México, los datos más recientes alertan sobre una tendencia preocupante. De acuerdo con informes oficiales, la demanda de tratamiento por consumo de estimulantes tipo anfetamínico, como el cristal, creció un 218% entre 2017 y 2022. Además, se estima que cerca del 46% de las personas que usan metanfetamina comenzaron su consumo entre los 18 y 25 años. Como verás en las siguientes secciones, la adicción a la metanfetamina no se limita a los efectos inmediatos, ya que puede tener consecuencias devastadoras para la salud a mediano y largo plazo.

La sensación de euforia que produce esta droga es tan intensa que muchas personas buscan repetirla una y otra vez, sin darse cuenta de que están desarrollando una dependencia. Esta búsqueda constante del “subidón” se vuelve una necesidad física y psicológica.

En México, la metanfetamina representa hoy uno de los principales desafíos en materia de salud pública. De acuerdo con la Secretaría de Salud, su consumo ya supera al del alcohol como la droga de mayor impacto, debido al alto grado de adicción que produce y a las consecuencias físicas y mentales que puede desencadenar.

Algunos estudios han mostrado que cuando una persona consume metanfetamina con frecuencia, su cerebro empieza a reaccionar de forma más intensa cada vez que consume la droga. Esto ocurre porque la metanfetamina hace que se libere mucha dopamina, una sustancia que está relacionada con el placer y la recompensa. Con el tiempo, este efecto puede hacer que la persona sienta un deseo cada vez más fuerte de seguir consumiendo.

Sí, es completamente posible. Cuando una persona deja de utilizar metanfetamina después de un uso frecuente o prolongado, el cuerpo y el cerebro experimentan una serie de reacciones físicas y emocionales conocidas como síntomas de abstinencia. Estos síntomas no solo son reales, sino que pueden ser intensos y prolongados, lo que aumenta el riesgo de recaída si no se recibe apoyo médico y psicológico. Entre los efectos más comunes de la abstinencia están la ansiedad, la fatiga extrema, los cambios en el apetito y el insomnio. Sin embargo, uno de los síntomas más preocupantes es la anhedonia: la incapacidad de sentir placer en actividades que antes eran disfrutables. Esta pérdida de motivación y bienestar emocional suele ir acompañada de depresión profunda, lo cual puede hacer que la persona sienta que la única salida es volver a utilizar metanfetamina.

Mujer con brazos cruzados tapando la cara

Sí, la metanfetamina puede causar una sobredosis de cristal, incluso sin haber mezclado otras sustancias. Esto ocurre cuando una persona toma una dosis muy alta de cristal, ya sea en una sola ocasión o como resultado del uso repetido en poco tiempo. El cuerpo, simplemente, no logra procesar tanta cantidad de droga, lo que provoca una reacción tóxica que puede poner en riesgo la vida.

Los síntomas de una sobredosis de metanfetamina varía entre personas, pero algunos signos comunes incluyen:

  • Dolores en el pecho
  • Aumento rápido de la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la temperatura corporal
  • Problemas renales
  • Confusión constante
  • Alteración del estado mental
  • Infarto
  • Derrame cerebral
  • Venas colapsadas o callosas
  • Paranoia
  • Muerte

Lo más preocupante es que muchas veces una sobredosis no ocurre de manera inmediata, sino que se desarrolla gradualmente por el uso crónico y repetido. En otras palabras, no necesitas “pasarte” en una sola dosis para estar en peligro; utilizar metanfetamina constantemente también puede llevar al cuerpo a un punto de colapso.

El impacto del cristal en la salud de las mujeres va mucho más allá de los efectos inmediatos como la euforia o la pérdida de apetito. Estudios han demostrado que las mujeres no solo representan una proporción creciente de quienes consumen metanfetamina, sino que además tienden a iniciar su consumo a edades más tempranas y a desarrollar una mayor dependencia. Esto significa que los riesgos físicos, mentales y sociales se intensifican con mayor rapidez en mujeres que en hombres.

En México, el 31.5% de la demanda de tratamiento por consumo de sustancias psicoactivas en 2022 correspondió a mujeres, según datos de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones. Esta cifra refleja que más mujeres están cayendo en el uso problemático del cristal, muchas veces motivadas por contextos de violencia, pobreza, presión social o intentos por controlar el peso corporal. Además, el uso de metanfetamina en mujeres ha sido relacionado con un mayor número de parejas sexuales, embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual, lo que agrava aún más su situación de vulnerabilidad.

En las siguientes secciones explicaremos cómo el cristal afecta a las mujeres desde el primer consumo, los cambios que se presentan en la piel, su impacto en la fertilidad, y los riesgos adicionales relacionados con enfermedades como la hepatitis. ¿Sabías que algunos de estos efectos pueden durar años, incluso después de haber dejado de usar la droga?

El primer contacto con el cristal puede parecer inofensivo o incluso emocionante, especialmente por la intensa sensación de euforia que produce. Muchas mujeres consumidoras reportan haber sentido un “rush” inicial—una especie de golpe de energía repentina—que acelera el ritmo cardíaco, eleva la presión arterial y dispara la actividad metabólica. Esta fase puede durar hasta 30 minutos y suele ser el motivo por el que muchas personas quieren repetir la experiencia.

Después del rush, llega una etapa conocida como el “high”. Durante este estado, el cristal altera la percepción de la realidad, provocando una confianza exagerada, impulsividad y dificultad para concentrarse en temas relevantes. Muchas mujeres dicen sentirse “más inteligentes” o seguras al hablar, pero también pueden volverse más agresivas o irritables. En ocasiones, esto se manifiesta en conductas repetitivas y obsesivas, como limpiar la misma superficie durante horas sin darse cuenta del paso del tiempo.

El verdadero peligro llega cuando esa primera experiencia lleva a un patrón de consumo compulsivo. Lo que empieza como una sola dosis puede escalar rápidamente a un “binge”, es decir, consumo incontrolado durante varios días. Durante estos episodios, las mujeres pueden pasar entre 3 y 15 días sin dormir, sin comer, completamente atrapadas en la búsqueda de otro “rush”. Con cada dosis, ese efecto inicial se reduce, pero el impulso por seguir usando la droga se mantiene, lo que aumenta el riesgo de efectos devastadores para la salud mental y física.

Si has empezado a utilizar metanfetamina, quizá ya hayas notado cambios en la piel que no estaban ahí antes. Uno de los más visibles es el efecto del cristal en la cara: llagas, manchas, costras o cicatrices que pueden aparecer por rascarte de forma compulsiva. Muchas consumidoras sienten que tienen algo bajo la piel o simplemente no pueden dejar de tocarse. Esas heridas, aunque parezcan superficiales, reflejan lo que esta droga está provocando dentro de tu cuerpo.

Si estás inyectando el cristal, ya sea en la piel, debajo de ella o directamente en las venas, el riesgo de infecciones graves es muy alto. Puedes llegar a desarrollar desde celulitis hasta fascitis necrosante, una infección que destruye tejido. Además, muchas personas desarrollan hinchazón en brazos o piernas por daño a los vasos linfáticos, y también es común que aparezcan zonas oscuras o endurecidas donde se ha inyectado la droga.

Todo esto no solo afecta tu salud física, también tu autoestima. Verte al espejo y notar cómo tu rostro ha cambiado puede hacer que te aísles o sientas vergüenza.

Es común que escuches que la metanfetamina se usa para perder peso, pero esta práctica es extremadamente peligrosa. Debido a sus efectos anorexígenos, muchas mujeres que utilizan metanfetamina reportan una disminución del apetito, lo que puede llevar a una pérdida de peso drástica. Aunque al principio podrías sentirte más activa, con mucha energía y menos necesidad de comer, ese aparente “beneficio” tiene efectos negativos profundos en tu salud y bienestar.

Usar la droga con fines estéticos puede tener efectos devastadores. El uso crónico de la droga no solo provoca desnutrición severa, sino que también debilita tus músculos, tu sistema inmunológico y tus órganos vitales. Además, al haber utilizado metanfetamina de manera prolongada, muchas mujeres terminan con trastornos hormonales, irregularidades menstruales e incluso infertilidad. La administración de servicios de salud ha advertido que esta droga se expone como una amenaza seria, especialmente cuando se usa durante el embarazo.

Si te inyectas metanfetamina o conoces a alguien que lo hace, debes saber que el riesgo de contraer infecciones graves como hepatitis B, hepatitis C o VIH es muy alto. Estas enfermedades se transmiten fácilmente a través del contacto con sangre o fluidos corporales, especialmente cuando se comparten agujas u otros instrumentos de consumo de drogas. Muchas mujeres privadas de servicios de salud mental adecuados no reciben información suficiente sobre estos riesgos.

Además, la metanfetamina también puede alterar tu juicio, llevándote a tomar decisiones impulsivas o arriesgadas, como tener relaciones sexuales sin protección. Este tipo de conducta aumenta considerablemente el riesgo de transmisión sexual de enfermedades. Los efectos del cristal en mujeres o hombres, como la euforia intensa y la paranoia, pueden hacer que no percibas claramente el peligro en el momento.

El uso indebido y crónico de esta droga no solo pone en riesgo tu salud física inmediata, sino que también puede empeorar condiciones ya existentes como el VIH. Estudios han demostrado que las personas que usan metanfetamina y viven con este virus tienen más probabilidades de sufrir daño neuronal y deterioro cognitivo en comparación con quienes viven con VIH pero no utilizan metanfetamina.

El uso de metanfetamina puede afectar directamente tu ciclo menstrual. Si eres una mujer que ha estado expuesta al consumo de drogas como el cristal, es posible que ya hayas notado irregularidades menstruales, como sangrados inusuales o la ausencia de tu periodo por varios meses. Según un estudio publicado en el Journal of Addiction Medicine, más del 30% de mujeres consumidoras reportaron sangrados uterinos anormales mientras usaban esta droga.

Durante la abstinencia, también se han observado alteraciones en las hormonas sexuales en más del 70% de las participantes del estudio. Muchas de estas mujeres presentaban menstruaciones sin ovulación (anovulación), una condición asociada con la supresión de funciones del hipotálamo y la glándula pituitaria. Estos cambios hormonales pueden tener efectos a largo plazo sobre tu fertilidad y bienestar general.

En definitiva, consumir cristal afecta la menstruación al alterar profundamente el equilibrio hormonal del cuerpo. Estas alteraciones no solo provocan ciclos irregulares o ausentes, sino que también pueden comprometer la salud reproductiva a largo plazo.

Dos mujeres caminando por un muelle junto a un lago.

Sí, el consumo del cristal tiene el potencial de afectar profundamente tu fertilidad. Esta droga no solo altera el funcionamiento hormonal, sino que también puede provocar cambios físicos y conductuales que interfieren con tu capacidad reproductiva.

Además, los efectos psicoactivos y alucinógenos del cristal pueden afectar tu juicio, lo que incrementa el riesgo de tener conductas sexuales impulsivas o sin protección. Esto, a su vez, puede derivar en embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual y un mayor número de parejas sexuales, todos factores que también impactan negativamente en la salud reproductiva.

Consumir cristal durante el embarazo puede tener efectos devastadores, tanto para ti como para tu bebé. La metanfetamina es un estimulante poderoso que atraviesa con facilidad la barrera placentaria, llegando directamente al feto. Incluso se ha encontrado que la concentración del cristal tiene el potencial de ser más alta en la leche materna que en la sangre de la madre, lo que implica un riesgo considerable también durante la lactancia.

El consumo de metanfetamina durante el embarazo pone en peligro tu salud debido al aumento del riesgo de complicaciones como hipertensión o preeclampsia. También, puede afectar seriamente el desarrollo neurológico del bebé. Estudios han demostrado que la exposición prenatal a la droga puede provocar estrés fisiológico, alteraciones en el sistema nervioso central y una mayor vulnerabilidad emocional en la infancia. Niños expuestos al cristal en el útero suelen presentar síntomas como ansiedad, depresión, dificultades de atención e incluso trastornos como el TDAH a partir de los cinco años.

Además, muchas mujeres que utilizan metanfetamina durante el embarazo lo hacen motivadas por su efecto anorexígeno con la intención de controlar su peso. Pero este tipo de uso indebido puede tener consecuencias graves, tanto para ti como para tu bebé. El abuso de sustancias durante esta etapa puede producir síntomas psicóticos, episodios de conducta violenta y deteriorar tu salud mental, afectando también tu capacidad para cuidar de ti misma y de tu embarazo.

Si estás embarazada y tienes relaciones sexuales con alguien que usa metanfetamina u otra droga, es importante que conozcas los riesgos implicados. El consumo de drogas altera el juicio y la toma de decisiones, lo que puede llevar a mantener relaciones sexuales sin protección, aumentando la posibilidad de embarazos no deseados y de contagiarte con viruses de transmisión sexual como la hepatitis B y C.

Cuando una persona está bajo los efectos de la metanfetamina, puede presentar comportamientos impulsivos, pérdida de control o incluso episodios de conducta violenta. Esto no solo pone en riesgo tu salud emocional, sino también la integridad física y mental de tu embarazo. Además, algunas drogas pueden provocar disfunción sexual, lo que puede afectar la calidad de la relación de pareja y generar tensiones adicionales en un momento que requiere cuidado y estabilidad.

Otro aspecto importante es que si la persona con la que mantienes relaciones sexuales comparte jeringas u otros instrumentos para inyectarse drogas, el riesgo de transmisión de viruses a través del contacto con fluidos corporales se eleva considerablemente. En este contexto, tú y tu bebé se exponen a complicaciones que pueden evitarse con información, prevención y atención médica adecuada.

Si tu pareja o el padre de tu bebé utiliza metanfetamina, es normal que te preocupe cómo esto podría afectar al embarazo. Aunque la mayoría de las investigaciones actuales indican que el uso de metanfetamina por parte del hombre antes de la concepción no aumenta significativamente el riesgo de defectos de nacimiento, sí existen otros factores que pueden influir en la fertilidad y el bienestar de la pareja.

El uso indebido del cristal puede afectar la calidad del esperma, dificultando la posibilidad de lograr un embarazo. Algunos estudios sugieren que esta droga puede dañar el ADN de los espermatozoides o alterar su movilidad, lo que no solo reduce las probabilidades de concebir, sino que también podría afectar la salud general del embrión en las primeras etapas.

Además, cuando uno de los miembros de la pareja tiene una dependencia activa al cristal, puede haber tensiones emocionales, problemas de comunicación y conductas de riesgo que afectan el entorno familiar. Incluso si el riesgo físico para el bebé no es alto desde el punto de vista biológico, la salud emocional y la estabilidad de la madre durante el embarazo pueden verse comprometidas, especialmente si hay episodios de violencia o negligencia relacionados con el consumo de sustancias.

En conclusión, si el padre consume drogas puede afectar al bebé no solo a nivel genético y biológico, sino también en el entorno emocional y familiar en el que se desarrolla. Por eso, es fundamental considerar la salud y los hábitos de ambos progenitores desde el momento en que se planifica un embarazo.

Si has consumido metanfetamina durante el embarazo, especialmente en las últimas etapas, tu bebé podría experimentar lo que se conoce como síndrome de abstinencia neonatal. Esto ocurre cuando el recién nacido ha estado expuesto a la droga en el útero y, al nacer, su cuerpo deja de recibirla repentinamente. El resultado es un conjunto de síntomas que pueden ser alarmantes, pero que, con atención médica adecuada, pueden manejarse.

Entre los signos más comunes se encuentran las dificultades para comer, problemas para dormir (ya sea muy poco o en exceso), rigidez o flacidez muscular, nerviosismo e incluso dificultades respiratorias. En algunos casos, estos síntomas pueden desaparecer en pocas semanas, pero en otros pueden prolongarse por varios meses, requiriendo atención especializada.

Mujer haciendo yoga encima de la cima de una montaña.

Lo primero que debes saber es que el consumo de cristal en mujeres o hombres no es simplemente una “mala decisión”, sino un trastorno complejo que afecta la salud mental, física y emocional. Escuchar sin juzgar, mostrar empatía y mantener una comunicación abierta puede marcar la diferencia. Forzar a la persona o amenazarla rara vez funciona. Lo más importante es que sepa que tiene tu apoyo para buscar ayuda profesional cuando esté lista.

Afortunadamente, en México existen recursos gratuitos disponibles las 24 horas. Puedes llamar a la Línea de la Vida al 800 911 2000, donde personal capacitado de la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) y otras instituciones especializadas en salud mental están listos para orientarte, tanto si tú necesitas ayuda como si es un ser querido quien la requiere.

También puedes escanear el código QR del programa Contacto Joven, una iniciativa que une al Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), los Centros de Integración Juvenil (CIJ), la Secretaría de Salud y UNICEF. Esta red ofrece orientación directa y confiable sobre adicciones y salud emocional, especialmente pensada para jóvenes y familias.

Si tú o alguien cercano está enfrentando las consecuencias del consumo de cristal, es importante saber que no tienes que atravesar este camino solo. Buscar apoyo profesional puede marcar una gran diferencia, no solo en el tratamiento médico y psicológico, sino también en el acompañamiento emocional que tanto se necesita en estos momentos.

En Monte Fénix, ofrecemos un enfoque integral para el tratamiento de adicciones, incluyendo atención médica, psicológica y psiquiátrica especializada. Nuestro equipo está capacitado para enfrentar los retos que implica la dependencia a sustancias como la metanfetamina, y trabajamos de la mano con las familias para fortalecer la red de apoyo y crear un entorno que favorezca la recuperación. Aquí encontrarás no solo un espacio de tratamiento, sino un lugar de comprensión y esperanza.

Sabemos que dar el primer paso puede generar dudas o miedo, pero también puede abrir la puerta a una nueva oportunidad de vida. Si necesitas orientación, estamos aquí para escucharte. Contáctanos y conversemos sobre las opciones que mejor se ajusten a tu situación.

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